Paco es encargado de edificios en una de las zonas más paquetas de Buenos Aires.
Paco empuña su manguera cada mañana y un abundante y transparente chorro de agua perfora la vereda repleta de jabón. Paco ignora que el agua es un elemento precioso y escaso, que se debe cuidar y administrar. O acaso lo sabe y no le importa. Lo único que él entiende es que la mierda de los perros se pega a las baldosas como una garrapata y no sale así nomás.
Paco es portero de un edificio en la Recoleta, donde en estos días un violador está haciendo de las suyas. Vinieron de los medios y hablaron con Paco, pero él no sabe ni vio nada.
Todos los días alguien cuenta de alguna víctima. En la panadería y en el supermercado chino no se habla de otra cosa.
Las chicas andan con miedo y las señoras grandes también, pero confían en Paco. Tanto confían en él que Paco pegó el identikik con la cara del tipo en la puerta de entrada de su edificio, para no olvidarse de su rostro. Paco infla su pecho, empuña su escoba a manera de fusil, y jura que si aparece por ahí le va a dar su merecido.
Las chicas y las señoras, agradecidas
1 comentario:
Muy, pero Muy Bueno
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