martes, 17 de febrero de 2009

LOS POETAS NO SE SUICIDAN

A veces uno está a la espera del milagro. No me refiero a su costado mágico en este caso, aunque la magia existe desde ya, sino no existiría la literatura ni la música ni ninguna de las artes.

Un cuento me está rondando la cabeza por estos días. Una historia que me obsesiona y que es ardua y compleja para plasmar en un papel o en un blog.

Poseo las ganas suficientes, pero carezco de recursos para hacerlo.

Sin embargo lo intento.

Quiero escribir acerca de las últimas jornadas del poeta Federico Fréderes, quien jamás escribió una sola línea, pero que para aquellos que lo conocimos -hablo en sentido figurado, por supuesto, porque tal cosa para un tipo común era harto imposible- representaba el paradigma de que el hombre puede hacer de sí mismo un hecho poético sin haber bosquejado jamás un solo verso.

Cuando Federico decidió pasar a mejor vida por su propia voluntad, yo no contaba treinta años y él los superaba largamente. Yo no era poeta pero, paradojicamente, estaba por largar mi primer libro de poesías: Aguas Servidas.

Digo bien cuando digo que yo no era poeta. Versificaba solamente, pero todos sabemos que eso no hace a un poeta.

Ese pequeño, ingenuo, vanidoso e indulgente engendro de mis días de juventud anda por ahí, muerto de risa, en los anaqueles de mi biblioteca, junto al de otros apellidos muchos más ilustres.

¡Qué desfachatez!

También está en la de algunos buenos amigos y otros desconocidos a los que pido disculpas.

Sin embargo, en el incluí este poema que posteo ahora y que refleja en parte algunas vicisitudes del espíritu atormentado de Federico Fréderes.

En homenaje a esos poetas de verdad, que salen a buscar palabras más allá de sí mismos y no necesitan dejar testimonio de nada ni de nadie.



LOS POETAS NO SE SUICIDAN


Los poetas no se suicidan

se pierden y se encuentran en los astros,

en su pantalla cósmica vigilan

los secretos del verano.


Auguran buen invierno en el invierno

entretejen palabras sin palabras

entre planetas, planetoides y asteroides

y una lágrima mía...


Delirios - delirantes - delirados

solos - fríos - sorprendidos.

Todo lo que vos quieras

y algo más,

pero los poetas no se suicidan


se van...

4 comentarios:

Maga h dijo...

Muy bueno!! y que alegria que vos no te hayas ido POETA!!!

Anónimo dijo...

Sergei,Que genial que hayas conocido a un tipo así...que hacen de su vida un hecho poético sin haber escrito jamas un sólo libro! ,como vos decís,
estas gentes dejan huellas en uno
es como dice Galeano,que somos un ¨mar de fueguitos¨,y algunos arden con tantas ganas que quien los mira se enciende.
Ah,cuando menos lo esperes...la magia se produce ,
tené a mano papel y lápiz

Marla Singer dijo...

Muy hermoso, ya desde la introducción....a magia existe desde ya, sino no existiría la literatura ni la música ni ninguna de las artes

y la poesía.. la cereza!
el arte como forma de vida, y la vida la mayor y más hermosa obra de arte!!

Sergio Bonomo dijo...

Magah: Gracias Magah, por acompañar. Y por el guiño!!!!!
Nos vemos en tu blog.

Marce: Gracias por estar. Conozco ese cuento de Galeano del "Libro de los Abrazos". Un muy buen libro y la cita que hacés de él es oportuna.
Federico te agradece también, seguro, esté donde esté.

Marianch. Eso es exacto, la vida es la obra de arte magnífica y perfecta. Crear vida o hacer de tu propia vida un hecho artístico.
Un beso y gracias.