jueves, 11 de junio de 2009

JUANITA Y EL GURÚ




— Uno debiera dejarse de joder y mirar para dentro.
La frase, dicha por Juanita Alzaga de Pineda en las terrazas del Buenos Aires Design, adquiere cierta pátina de irrealidad.
Claro que en este sitio todo asemeja a la escenografía de un teatro inmenso, y nada parece existir verdadaderamente. Nada. Ni el aire dulzón —remplazado por la mezcla arrolladora de los Very Irresistible-Givenchy y Kenzo Amour— ni el Hard Rock Café, y mucho menos el cementerio de la Recoleta donde miles de muertos ilustres duermen el sueño de los justos
— Mirar hacia adentro, y después ¿qué? —pregunta An, mi mujer, bebiendo un sorbo de su margarita .
Juanita no sabe, no contesta, o ya no le importa tanto.
Triste destino, a veces, el de los humanos que no encuentran lo que añoran.
Por eso Juanita, amiga de An, se fue en busca de sí misma.
Y se fue por allí, salió a buscarse.
Gran paradoja.
La mina se fue de sí para poder encontrarse, y así transitó cursos de Tai Chi, Yoga, Feng Shui y demás yerbas con prestigio oriental, pero practicadas en locales del Soho y en los bosques de Palermo.
Un día Juanita se hartó de Juanita, y de todo. Entonces calzó jogging Adidas, momtó su BMW rojo, descapotable, apagó el Nokia última generación y ahí se fue a estilizar el alma, como ella dice.
Pero pagó con el cuerpo. O mejor dicho, le entregó su cuerpo de diosa al chino de la técnica de sexo tántrico de la calle Honduras. Ambos se encierran fines de semana enteritos,  y ella emerge cada lunes con ese brillo inusual, insolente, desprejuiciado en sus pupilas azules.
Ahora abrieron empresa de ayuda ESPIRITUAL. Ella maneja la caja y el chinito hace lo suyo con otras chicas. Pero a Juanita no le importa, y tampoco le importarán otras cosas mientras la cuenta bancaria se engrose con esos billetes de todos los colores y de todas las latitudes.
An dice que la escucha y no lo puede creer:
—Parecés otra —le dice
— Soy otra, ¿no te das cuenta?
Juanita, puro corazón, se está por ir con el chino al Machu Pichu. Organizaron una excursión para limpiar el espíritu y escapar de esta sociedad desalmada y materialista.
— Imaginate, yo sola con el chino —le confiesa entre risas—. Si hasta rentamos un charter de novela y todo. Pero después allá se nos termina la joda, nena, caminamos como cuatro días por las ruinas, ¿qué loco, no?
An se encogió de hombros, sin saber que contestar.

5 comentarios:

Ricardo Fasseri dijo...

Es cierto, hay gente que busca en cualquier lado y encuentra lo mismo ó nada... Debe ser que cuando el alma es corta, por más que empujes...ja
Abrazo

Sergio Bonomo dijo...

Exactamente, Ricardo.
Gracias por pasar, por estar presente
Abrazo.

Moni Marcaccio dijo...

Lo bueno es encontrar lo que necesitas sin preocuparte en buscarlo, eso le debe haber pasado al gurú de Juanita, no?
Cariños para los tres

Sergio Bonomo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Sergio Bonomo dijo...

Seguramente sí, Mónica.
El gurú un tipo de muy buena suerte!!!!!!
Un abrazo