La vi desde la ventana opuesta del The Classic. Traía su clavel, como habíamos acordado. Encendía un cigarrillo y estaba maquillada como una muerta en un cajón, a punto de ser llevada a su morada eterna.
La vi. Cuarentona. Le dolían tanto esos cuarenta abriles que seguro acusaría treinta y pico, sin dar más precisiones.
Era aburrido.
La vi y supe que la vida no esconde sus crueldades sino que las exhibe impunemente, y las proclama a los cuatro vientos, sólo con un afán de burla.
La vi. El tiempo pasó su lija por la piel blanquísima, por las pestañas, por el pelo oxigenado y baqueteado.
La vi y me dio cierta pena ese Marlboro que se consumía entre sus dedos, ese polvo ruin de la oxidación del tiempo que provoca notorios desmanes.
La vi, sin que ella me viera, pero eso no impidió darme cuenta de que ella era yo.
También mi tiempo de metamorfosis me había alcanzado y había tocado fondo. También yo tenía ojeras violetas y humo en los pulmones y cascabeles horribles en el cerebro.
Sentí miedo de mí, sentí náuseas por mi cobardía. Creí que lo que ambos buscábamos no alcanzaría siquiera a enternecer el pasado.
Tiré mi clavel y ella deshojó el suyo.
Me fui sin que se diera cuenta.
Uno de los actos más lúcidos de mi vida.
3 comentarios:
A veces nos cuesta vernos, y de repente alguién se nos para adelante y nos encontramos, nos vemos ahí, con la vida encima.
Suele ser duro, pues de habernos visto, de saber verdaderamente de nosotros, no nos sorprenderiamos.
Un abrazo
MAGAH
aayyy amigo... que relato mas agudo
que dura es a veces la palabra al otro que simplemente es un reflejo de nuestros estado...
hace tiempito que no te leía.. y ahora me gusta más que antes todavía lo que hacés!
un abrazo
Magah: Gracias por tu reflexión, siempre oportuna, siempre con la palabra justa. Pero lo que más te agradezco es verte de vuelta por aquí: un verdadero placer.
Un abrazo.
Mariana: Es un gran placer encontrarte por aquí, y te agradezco lo que decís, sobre mí y sobre el post. Siempre es así, espejos impensados que reflejan lo que uno quiere y lo que no.
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