El porteño más porteño de todos, ese que bebe litros de café y observa la calle desde la ventana de un bar.
El porteñísimo que guarda en su DNI la foto vieja de los años de plomo (campera de corderoy y bufanda hasta el piso).
Ese tipo de los sueños azules, de las estaciones donde la palabra silencia aquello que dice.
Ese tipo me regaló este poema de sus años mozos. Un poema de cuando estaba todo por hacerse. Todo lo que después nunca se hizo.
DE ÁMBAR
De ámbar dibujados
en Politeama, un café,
un cigarrillo, una sombra.
De ámbar esa piedra que colgaba
de la lluvia, un Jockey Club maquillado
de tus letras,
del adiós de tus letras inventadas
en paquetes de cigarrillos
abiertos una tarde cualquiera
pero no tan cualquiera.
De ámbar el color del silencio,
la levedad de tus ojos encendidos,
el encuentro fugaz
de las pieles ocultas.
De ámbar la poesía que te dije al oído
—tus manos apretadas,
serenas, con las mías—
en el denso paisaje del verano y la siesta.
2 comentarios:
De ambar el color del silencio y letras inventadas. Me gustan esos versos, gracias por compartirlos. Un saludo
ichokozak: Gracias por pasarte por aquí y gracias por tus palabras elogiosas.
Un abrazo
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